La llama olímpica es un símbolo de los Juegos Olímpicos Conmemora el robo del fuego de los dioses por parte de Prometeo y su posterior entrega a la humanidad. Sus orígenes se remontan a la antigua Grecia. La antorcha olímpica no apareció hasta la edición que tuvo lugar en Berlín en 1936. Fue el presidente de su Comité Organizador, Carl Diem, el que propuso la inclusión de relevos de la llama olímpica -que ya existió en la edición de 1928 celebrada en Ámsterdam- partiendo de Olimpia. Naturalmente, para transportar la llama haría falta una antorcha.
En cada edición de unos Juegos Olímpicos , los países se esmeran en el diseño de su antorcha representativa para que simplemente con verla se aprecien aspectos propios del país sede.
La de los Juegos de México 68 incluía el nombre de la ciudad en el borde superior de la antorcha con las características y muy definitorias letras que identificaron esos Juegos. En un principio se llegaron a diseñar hasta cuatro modelos. La mezcla usada en el combustible empleado era tan volátil que llegó a ocasionar explosiones menores a su paso por los relevos en dos localidades de España.
Antorchas de Roma 60, Montreal 76, México 68 y Río 2016
La de Pekín 2008 tenía una ligera curvatura. El combustible que empleó estaba preparado para resistir vientos de hasta 65km/h y una lluvia de 50mm/h. Contenía, además del logro grabado, una serie de diseños típicamente chinos en rojo grabados al aguafuerte.
La de Montreal 76 activó su fuego de forma tecnológica, mediante un láser en Canadá cuya señal le llegó desde Atenas por satélite mediante la captación en la capital griega de partículas ionizadas de la llama. El fuel empleado fue estudiado por un doctor de química de la universidad de Montreal. La cabeza de esta antorcha estaba compuesta por una base de silicona y pintura acrílica resistente hasta 450 grados centígrados
La más más estilizada de la historia quizá sea la correspondiente a los Juegos de invierno de Lillehammer de 1994. También fue una de las mas altas y tenía una forma algo curvada.
El siglo XXI se estrenó con uno de los diseños más avanzados con la antorcha correspondiente a los Juegos de Sidney 2000. Reflejaba tres áreas de la cultura local australiana: el boomerang, el celebérrimo edificio de la Ópera de Sidney y las aguas del océano Pacífico. El concepto quería plasmar los elementos de tierra, fuego y agua mediante tres capas superpuestas (una blanca, una azul y una gris).
Antorchas de Lillehammer 94, Sidney 2000, Albertville 92 y Los Ángeles 84
Los creadores de la antorcha de los Juegos de Los Ángeles 84 incorporaron una imagen del Memorial Coliseum en ella. Esta antorcha o, a mejor decir, parte del recorrido de sus relevos, fue objeto de una polémica por intentar vender el honor de llevar el fuego olímpico en algunas etapas por Estados Unidos.
Las antorchas de los Juegos de Múnich 72 e Innsbruck 76 guardan un gran parecido, ambas con una amplia base redonda en su parte inferior. La de la sede austriaca incorporaba, eso sí, los aros olímpicos en su parte superior.
La antorcha más estilizada todo lo contrario hemos de contar de la de los Juegos de Sapporo 72, que mostraba una ancha forma recreando el “taburete mariposa” de Munemichi Yanagi, inspirado a su vez en el pebetero olímpico.
Antorchas de Innsbruck 76, Múnich 72 y Sapporo 72
Similar a la anterior por su forma ancha fue la de los Juegos de Albertville 92, creada por el famoso diseñador Philippe Stark.
Otro famosísimo diseñador, el italiano diseñador de coches Pininfarina, fue el encargado de realizar la de los Juegos de invierno de Turín 2006. Lo hizo inspirándose en los esquíes y en las montañas. Fue criticada por los relevistas por su gran peso: 2 kilos.
La de Roma 60 tenía forma de flauta y se inspiró en monumentos de la antigüedad.
Antorchas de Atenas 2004, Turín 2006 y Pekín 2008
La de Río de Janeiro , se realizó en España. Quiso ser la más innovadora en el aspecto tecnológico y para ello se abría ocho centímetros. Su diseño presentaba unas ondas recreando el mar y las montañas locales, mostrando los colores nacionales y el gris del pavimento del paseo de Copacabana.
La antorcha de Tokio 2020 tiene forma de la muy japonesa flor del cerezo, pues se aprecian cinco pétalos. También quiere representar una apuesta por la sostenibilidad ya que el 30% del aluminio empleado en ella es reciclado y tiene como origen las casas prefabricadas para los habitantes afectados por el gran terremoto de 2011. Es la primera que funciona por hidrógeno (en algunas de sus etapas).
Antorcha Juegos Olímpicos Tokio 2020